Cuando iba al colegio, había cursos de informática y recuerdo que fui a uno. A principios de los 2000, tener un ordenador en cada aula no era concebible, a no ser que fuera en el aula de informática, en la biblioteca o en los despachos del equipo directivo. Casi 20 años después, rara es la clase que no tiene un ordenador.
En el curso, nos enseñaron a utilizar el teclado, el ratón, el Word, el Paint y muy muy muy por encima la Encarta. Pero luego en otras asignaturas no tenías un ordenador y en casa, si lo tenías, tampoco le veías utilidad más allá de buscar una palabra o un acontecimiento que bien lo podías buscar en una enciclopedia que tuvieras por casa.
El jueves, en clase con la niña, estuvimos buscando términos o expresiones de la mitología griega tanto su origen como su significado actual. Buscábamos las dos a la vez, al menos al principio, sobre todo porque quería saber las estrategias que utilizaba a la hora de buscar información en internet.
No me sorprendió que siempre escogiera la primera entrada que salía al buscar en google, pero sí que dio que pensar. Mientras ella sacaba la información de la primera, yo buscaba otras posibilidades que no fueran "yahoo" o "wikipedia". Siempre hacíamos lo mismo, lo leíamos, y luego lo explicábamos con nuestras palabras.
Las primeras veces, le iba diciendo yo las cosas que había encontrado y para no perder tiempo seguimos haciéndolo así: mientras yo buscaba la información ella pensaba lo que tenía que escribir. Me llamó la atención que después de leer me preguntara "¿Qué pongo?" a lo que yo siempre le respondía "¿Qué pondrías?".
Sé que la tecnología forma parte de nuestras vidas pero creo que aún no somos capaces de gestionar, asimilar, procesar y administrar tanta información de cuanto disponemos. Damos por sentado que aquello que buscamos es correcto que ni siquiera nos cuestionamos su veracidad.
Ahora es raro encontrarse una clase sin un ordenador, un proyector, una pizarra digital... Durante mis prácticas, no había ninguna clase que no tuviera recursos tecnológicos. No me parecería mal si se utilizase o si se le diese una utilidad dentro del aula.
La manera de dar clase, de distribuir a los alumnos, de utilizar unos recursos u otros... no ha cambiado demasiado en los últimos años. Han ido surgiendo ciertos movimientos innovadores a la hora de entender cómo debe ser la escuela en relación a los cambios sociales, culturales e históricos, no en todas las escuelas ha sido así.
Me da la sensación de que como la tecnología es algo propio de la sociedad actual, la escuela tiene la obligación de responder a esas demandas y adaptarse a ella. No me parece mala opción siempre y cuando todas las personas tengas acceso a esos materiales.
Hay un programa informático que informa a los padres de los exámenes, los trabajos, las notas, las faltas de asistencia, etc..., al menos en Castilla La Mancha. Cuando estaba en el instituto, ya existía pero no de la manera en la que funciona ahora. Sinceramente, creo que es excesivo.
Esa falta de confianza y seguridad de los padres y de los profesores en los alumnos creo que no puede traer nada bueno. ¿Cómo puede ser que un padre se entere antes de los exámenes que tiene su hijo que su propio hijo?
De la misma manera tampoco creo que la escuela, el instituto o la universidad deban desarrollar a personas que se desenvuelven un contexto social influido principalmente por la tecnología alejado de ella. Que se disponga de esos recursos no quiere decir que se tengan que utilizar obligatoriamente. Más sabiendo que la situación económica de algunas familias no permite tener internet o móvil. O simplemente porque los padres no quieran que si hijo de 12 años tenga móvil.
Creo que actualmente tenemos cierta dependencia de la tecnología. No sabemos qué hacer sin un teléfono móvil o sin un ordenador. Me aplico el cuento porque siempre estoy pendiente del móvil y, aunque no lo quiera, el ordenador se ha convertido en un instrumento de trabajo.
Posiblemente sea porque los martes acabo con un dolor de cabeza insoportable por utilizar luz artificial a todas horas, algo que sin duda es muy perjudicial para la salud ocular, pero creo que aunque haya ordenadores y móviles por todos los lados, no se ha producido un cambio educativo acorde con ese cambio tecnológico. Al menos yo no lo he vivido. Antes tenías un recurso de un esqueleto o de un corazón físico o en un póster y ahora está dinamizado, en el mejor de los casos por un vídeo de youtube.
Quiero decir, el contenido sigue siendo el mismo pero no dejan de ser contenido conceptuales. Mi niña, en una se sus asignaturas del instituto, tiene los apuntes en una plataforma online. A nivel personal no encuentro diferencia a lo que se puede hacer sin eso. No dejan de ser libros, apuntes, actividades.
Aunque tenga muy claro que la tecnología es un recursos más del que disponemos que, lo queramos o no, vivimos en esa sociedad digital, hay ciertos avances en el ámbito educativo pero no el suficiente.
Personalmente, creo que lo que se consigue por un lado se "desteje" por otro.