domingo, 23 de octubre de 2016

Los miércoles siguen siendo especiales

Aunque solo llevo unas pocas semanas en el máster, han sido muy intensas en cuanto a trabajo. En la carrera tenía como mucho 4 asignaturas en un cuatrimestre pero ahora tengo 7 en el mismo espacio de tiempo. 

No me quejo demasiado porque puede decirse que voy al día pero eso me quita mucho tiempo libre que antes tenía para desconectar del ordenador, de las asignaturas y centrarme en las clases particulares. Además, como el horario del máster es de tarde tuve que reubicar las clases particulares en los huecos que quedaban libres. 

Los miércoles es mi día preferido de la semana porque las sesiones de dos horas las disfruto mucho más que la de una hora. Pero este miércoles fue diferente: llegué media hora más tarde a la clase porque tenía una cosa que hacer del máster que al final no se pudo hacer (perdí casi una hora para nada) y estaba enfadada.

Los primeros minutos de clase siempre los utilizamos para hablar de nosotras mismas, antes de empezar directamente con los ejercicios. Así que le conté mi día, normalmente no suelo entrar en detalle pero cuando estoy enfadada me da por hablar. 

La verdad es que solo buscaba desahogarme con alguien y mientras le contaba el motivo de mi enfado su cara era un poema. Y no me extraña. 

A finales de junio, cuando ya tenía terminada la carrera, le dije que por fin era profesora de Primaria y a veces me llama "profe" pero normalmente me llama por mi nombre. Es muy curioso porque cuando habla de los profesores a mí no me incluye dentro de ese grupo de personas y en parte se lo agradezco porque tal y como considera a los profesores prefiero no serlo. Incluso en las prácticas del colegio tampoco me llamaban así. 

Aunque soy profesora de Primaria creo que no he tenido tiempo suficiente como para asimilar que lo soy. He dado clases, he estado varios meses en el colegio pero no considero que sea profesora. No me siento una profesora porque en cierta medida no me gusta las concepciones implícitas que tradicionalmente, y por desgracia también en la actualidad, esta profesión conlleva.

Precisamente el miércoles, haciendo unos ejercicios de notación científica la niña me dijo que no creía que supiera hacerlos porque no había estado en clase. Me sorprendió esa respuesta porque no sé en qué se basaba para decir eso. Pero en 3 minutos ya estaba haciendo ella sola los ejercicios. 

Algo parecido me pasó hace unos meses viendo un artículo sobre burnout en profesores  en el contexto de EEUU. Había varios modelos explicativos sobre los factores que afectaban al desarrollo del burnout en cada nivel educativo. Después de mirarlos durante más media hora, me di cuenta que había diferencias entre los modelos. A partir de ahí fue más fácil continuar pero sin ese paso previo de activación no podía seguir, no tenía sentido el artículo que estaba viendo. Durante el tiempo que estuve sin comprender lo que leía y veía me sentí mal porque no sabía a lo que tenía que atender pero luego me fijé en los valores y en cómo variaban (ese era el truco).

Todo tiene su truco pero la mayoría de las veces es mucho más importante descubrirlo, o que te ayuden a descubrirlo, que el hecho de decírtelo directamente. Puede que aunque te lo digan seas incapaz de verlo (que me lo digan a mi con lo "estadísticamente significativo").

Cuando no entiendes algo sientes agobio, angustia y sobrecarga porque no eres capaz de comprender algo que los demás si entienden. El día del "estadísticamente significativo" fueron dos: primero me lo explicó una persona y otro día me lo explicaron esa persona y otras dos. Los dos días me volví peor de como fui. No solo seguía sin entenderlo sino que además me sentía inútil. 

El año pasado leí un libro que me encantó sobre la relación entre un profesor y un alumno en un contexto muy diferente al educativo y en un momento de debilidad del profesor. Un chico había estudiado en una universidad y había establecido relación con un profesor con el que realizó varias investigaciones pero con el que había perdido la relación. Hasta que un día viendo la televisión vio que le estaban haciendo una entrevista a su "viejo" profesor sobre una enfermedad que tenía. A partir de ese momento decidió retomar la relación. 

El resto del libro no tiene desperdicio, sobre todo porque la manera en la que está estructurado un secuenciado el libro te hace conectar con experiencias propias. La relación que tienen ambos cuando se conocen en el contexto universitario es muy diferente a cuando se vuelven a encontrar. Pero creo que el vínculo educativo o académico se puede combinar con el personal e interpersonal.

Los límites entre lo que se debe enseñar y lo que no antes estaban muy marcados, muy estereotipados por la diferencia de roles entre los hombres y las mujeres, pero actualmente los roles no están tan marcados y fijados, la educación no es tan académica y rígida como lo era antes, al menos no debería serlo. Parece, o al menos es deseable, que la educación emocional va haciéndose un hueco en la educación académica y para mí es un paso esencial y necesario en el sistema educativo.

¿Por qué un niño no va a poder llorar cuando se siente mal y esa conducta es esperable en una niña? ¿Por qué no hay una asignatura específica y común para todos los alumnos que traten temas emocionales, personales y actitudinales?

Nunca he estado en una clase de Infantil pero creo que la educación emocional es más importante que en Primaria, al menos está presente. Pero en Primaria la educación en valores es un tema que se supone que está pero que no se ve más allá de resolver conflictos que tengan lugar en clase o en el recreo. Luego nos llevamos las manos a la cabeza con lo que pasa en Secundaria y cuando somos más mayores. 

El año pasado estuve en un colegio "cooperativo", al menos de eso predicaban porque era más competitivo que cooperativo. Ese precisamente es uno de los grandes dilemas educativos actualmente: las personas necesitan estar con contacto, ayudarse, tener metas comunes y no pisarse los unos a los otros. Pero la educación no siempre ayudar, incluso a veces entorpece la educación social. 

Por eso, la docencia va más allá de un aula, de un centro educativo, de una localidad o de un país. Para mí ser profesora implica tener en cuenta mucho más aspectos que los alumnos que tengo, las diferencias entre ellos, las capacidades que poseen, saber qué puedo y qué no puedo hacer, cómo lo quiero hacer y por qué lo quiero hacer... es tener en cuenta un marco mucho más amplio en el que puedes influir como el interpersonal y el intrapersonal. Creo que hay dos tipos de profesores: los que te enseñan contenidos y los que te enseñan actitudes. Los primeros solo quieren que aprendas (memorices) algo y los segundos quieren que sepas utilizar lo que has aprendido a diferentes niveles que el educativo o académico. 


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