Hoy termino una de las sesiones que más disfruto durante las clases particulares, sobre todo porque no tiene tanta importancia los contenidos en sí que hemos ido trabajando durante este trimestre en forma de ejercicios, problemas, trabajos, apuntes, esquemas, exámenes... Y ver el proceso en cada uno de mis alumnos, el poder explicitar en parte de una sesión aspectos que puedan estar influyendo en su aprendizaje, y el que compartimos, y que ellos mismos reflexionen sobre su propio proceso es un privilegio.
Recuerdo la primera vez que lo hice. Fue hace unos 3 años cuando noté en una de las clases que la alumna se sentía frustrada por no tener la calificación que deseaba tener en esa asignatura, veía injusto que le hubieran calificado así. A mí me pareció una buena oportunidad para explorar con ella por qué creía que se merecía esa nota y empezó a hacer conexiones con sus experiencias previas que le había ayudado a generar la expectativa actual que tenía.
Así que le propuse una actividad que consistía en elaborar una tabla en la que se incluyeran cuatro columnas: asignatura, nota que crees que vas a tener, nota que tienes y mejoras. nos gustó tanto que, desde entonces, cada trimestre lo repetimos y repito con mis otros alumnos.
Después de hacer la tabla y reflexionar sobre el trimestre en general, dedicamos un tiempo a hablar explícitamente sobre nuestra relación. Uno de los miedos que tenía al empezar con las clases particulares es saber hasta qué punto estaba dando respuesta a las necesidades específicas de mi alumna, así que lo vi como una oportunidad de compartir nuestras impresiones positivas y negativas. Las negativas cuestan más al principio, sobre todo si es el o ella quien habla primero, pero si soy yo quien ofrece una valoración negativa es más fácil de obtener otra. No sé el motivo pero para mí es evidencia de que algo está ocurriendo.
Es curioso que tendamos a atender más a los aspectos negativos que los demás tienen sobre nosotros en comparación con las positivas. Para mí tiene sentido porque me permiten reflexionar sobre cuestiones que puede o no que incluya o tenga en cuenta a la hora de llevar a cabo las clases y sobre todo ver cómo ellos lo interpretan y se sienten.
La semana pasada y la anterior fueron especiales en ese sentido. Sobre todo porque en el transcurso de esas semanas las cuatro sesiones fueron muy diferentes en cuanto a contenido y en cuanto a actitud tanto mía como suya. La primera fue la que trabajamos explícitamente el tema de las calificaciones y le propuse que hiciera un calendario para saber cómo se organizaba a la hora de "hacer los deberes" y "estudiar" y trabajar a partir de ella la semana siguiente y ayudarle a organizarse de otra manera las tardes. En la segunda estaba muy concentrado, uno de los días que más concentrado le he visto e implicado. Durante la tercera estuvimos realizando un calendario semanal con los horarios orientativos para mejorar su gestión de espacios y tiempos dedicados a los deberes, apuntes y repasar. Y en la última su implicación volvió a ascender.
Uno de los aspectos negativos que me dijo era que le "echaba broncas, pero es bueno porque eso lo haces por mi bien". Intuyo que la bronca del día anterior tuvo efectos en la sesión del día siguiente. Pero a la semana siguiente los efectos se habían pasado. De hecho le dije que le iba a poner un examen y me dijo que no le había dicho nada. Sabía que no era así, pero decidí decirle que durante la semana le iba a poner exámenes, los días que quisiera. Una de las ventajas o desventajas de tenerme como vecina. Al final no lo hice pero porque no me he dado cuenta de hacerlo.
La cuarta sesión le dije que cuando le "echaba la bronca" se implicaba y concentraba más, así que le dije que igual tenía que hacerlo más veces para conseguir que se concentrara.
¿Qué está pasando aquí? ¿qué diferencia hay entre sus estrategias para relacionarse o no con la tarea y conmigo? ¿es una llamada de atención para que le haga caso? ¿estoy imponiéndole una manera de actuar, de relacionarse con la tarea? ¿por qué decidí actuar? ¿qué me hizo actuar? ¿podía haber actuado de otra manera? ¿actué como consecuencia de sus actos? ¿actuó para complacerme por ser su profesora? ¿actué para complacerle por ser mi alumno? ¿qué nos hace actuar como actuamos? ¿actuamos de la misma manera ante unos que ante otros? ¿por qué?
El hecho de haber estado leyendo sobre estas cuestiones relacionales entre alumnos y profesores desde su propio estilo de apego y ver la posible justificación que tienen estos modelos internos y externos partiendo de los antecedentes causales y su repercusión en las atribuciones causales, en las emociones, en las expectativas y en última instancia en las conductas, me hacen tener una serie de estructuras nuevas para explicar, organizar y gestionar estas situaciones con mis alumnos y con mis tutores de tesis. Sobre todo porque no actúo de la misma manera si asumo el rol de profesora a si asumo el de alumna. ¿Por qué? ¿Depende sólo del rol que asuma? ¿Depende de la capacidad de controlar la situación, de conseguir cierta estabilidad durante la misma, de mi las causas son internas o externas?¿Dependen de la propia dependencia que cada uno tiene hacia los demás? ¿Depende de la incomodidad en la intimidad? ¿De la confianza que tengas en esa persona? ¿del tiempo que lleves conociendo a esa persona? ¿De lo que sepa de ti? ¿De lo que pueda hacer con lo sabe de ti? ¿De qué?
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