lunes, 1 de agosto de 2016

Serendipia-dos

Ya estamos otra vez.

No entiendo por qué te molesta tanto.

Joder, pues guárdalo como borrador y hasta que no estés segura no lo publiques.

Esta vez no lo borré. Algo he aprendido.

Deberías aprender más.

Para eso estás tú.

En fin, ¿qué hiciste mal?

Tampoco es un error garrafal, pero sí que me gustaría aclarar unas cosillas.

Como por ejemplo...

No recuerdo en qué parte mencioné que para mí la evaluación que hice con mi niña sí que era una evaluación. 

Sí. ¿Y?

Que no estoy del todo segura de estar en lo cierto.

¿Cómo es eso?

Aunque no conté todo lo que ocurrió esa sesión, la parte que explicité incluía la coevaluación de las dos sin tener en cuenta los contenidos del curso. Me quise centrar más en cuestiones relacionadas con cómo daba las clases y cómo las recibía que en los contenidos conceptuales del curso. La segunda parte de la sesión sí que fue la evaluación de los contenidos, bueno más bien fue un repaso muy general de los grandes bloques de los temas para preparar los cuadernos de ejercicios de repaso para el verano y para que juntas fuésemos viendo los contenidos que habíamos aprendido durante el curso y realizar un pequeño tránsito en verano de 1º a 2º de la ESO.

Entonces, no fue una evaluación en sí. Sino que, por una parte, pudiste comprobar lo que intuías o podías intuir durante las sesiones con ella tanto a nivel conceptual como procedimental y actitudinal y, por otra parte, esa información os sirvió para guiar y secuenciar las futuras clases para paliar los problemas que tenéis actualmente.

Eso es un buen resumen sí. Pero tampoco estoy segura de si hice bien en hacer esa evaluación de los contenidos.

¿Por qué?

No sé, es una de las paradojas que tiene la educación. Siempre te dicen que tienes que evaluar de otra manera que no sea con un examen final porque tienes que tener en cuenta el proceso y no el resultado, pero lo cierto es que gran parte de la nota final de una asignatura proviene del examen o del trabajo. El proceso, en el mejor de los casos, se sobreentiende y, en el peor, no se incluye de ninguna manera. O al menos, la mayoría de los profesores que he tenido estaban requerían de un examen, un trabajo o una prueba escrita u oral para evaluar. 

¿Y qué propones?

No tengo ni idea, pero sinceramente creo que la evaluación cuantitativa solo sirve para etiquetar y designar cierto nivel educativo, madurativo e intelectual, que en muchas ocasiones no tiene por qué estar relacionado con la realidad.  Tiene validez para quien lo hace de asegurarse de que todos llegan a un mismo nivel, pero eso supondría que todos tienen que alcanzarlo independientemente del lugar del que partan. 

Bueno, es comprensible que todos los niños aprendan a leer y a escribir cuando terminen Primaria.

O no, ¿qué hay de malo en que no sepan leer ni escribir cuando terminan Primaria? Para mí es mucho peor que no sepan pensar o razonar o relacionarse o... Si todos aprendiésemos lo mismo a la vez, no se necesitarían profesores sino ordenadores. O peor, nosotros seríamos unos ordenadores.

Me he perdido, ¿cuál es tu solución?

No la tengo. Creo que evaluar es una de las más complicadas labores que tiene que hacer un profesor y cada uno lo hace como buenamente sabe, puede y quiere. 


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