Bueno, ¿qué?
¿Qué de qué?
¿No tienes nada que contarme?
¿Tendría que contarte algo?
Tú sabrás...
No lo sé, por eso te pregunto.
¡Qué bien disimulas!
Será porque no tengo ni idea de lo que se supone que te tengo que contar.
Tú sabrás lo has hecho...
No tengo tiempo para jugar contigo.
Ese es el problema.
¿Que no quiero jugar contigo?
No has escrito eso. Una cosa es que no TENGAS TIEMPO y otra es que no QUIERAS.
Igual no quiero jugar contigo porque no tengo tiempo para hacerlo.
Ah, o sea que es una pérdida de tiempo hablar conmigo.
No quise decir eso...
Pues lo hiciste.
Ahora voy a tener yo la culpa de cómo interpretes lo que escribo.
Está claro que la culpa es mía. Pues ponte a hacer lo que estabas haciendo y deja de perder el tiempo conmigo.
¿Qué tiene que ver lo estaba haciendo antes de ponerme a escribir con todo esto?
Es muy normal que te organices la agenda con las fechas para lo que va a ocurrir dentro de 2 meses.
Peor sería que no lo hiciera. En agosto no voy a poder hacerlo y en septiembre menos, así que prefiero tenerlo claro ahora para que no se me pase ninguna fecha.
Pues ves organizando la tesis porque veo que no llegas a tiempo.
Antes de eso tengo el TFM que veremos a ver.
No ves, no tienes solución.
¿Por qué te molesta tanto?
Una de las cosas por las que te quejaban en OELD era que no disfrutabas de lo que hacías mientras lo estabas haciendo y el problema es que te preocupas demasiado por lo que va a ocurrir en lugar de preocuparte por lo que está ocurriendo.
...
¿Qué pasó con la defensa del TFG?
Eso fue distinto.
¿Qué pasó?
Que pensé que saldría mucho peor de lo que salió.
¿Y qué más?
Bueno, la última vez que lo hice la disfruté mucho más que las anteriores.
Y eso se notó.
Lo noté, pero me había tomado una tila y no había dormido la noche anterior. No sé si hablé alto o bajo, rápido o lento; cuando me quise dar cuenta estaba terminando.
No fue para tanto, fue peor lo que te imaginabas que iba a pasar que lo que realmente pasó. Fomentabas aquello que no deseabas que ocurriera. Estabas nerviosa porque no querías equivocarte y te equivocabas porque estabas nerviosa.
Ya, el primer simulacro fue desastroso y el segundo no se quedó atrás. Tenía ganas de defenderlo pero no quería que saliese mal. Por más que lo evitaba no servía de nada. Pero cuando llegó la hora de la verdad no me quedaba otra y tenía que hacerlo sí o sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario