Además estaba sóla y decidí sentarme lo más lejano posible de él. Me parecía mal irme cuando ya me había visto y no recuerdo si hablamos pero sí de la situación en sí y de cómo me sentí en ese momento.
Es curioso cuando ves a un profesor fuera del contexto en el que normalmente está y cómo puede afectar esa diferencia de lugar al tipo de conversación o ausencia de ella. Y es más curioso cuando tú misma te conviertes en profesora. La sorpresa que te llevas cuando ves a un profesor fuera del contexto de aula o de centro no se vive de la misma manera siendo alumna que siendo profesora. Al menos para mí hay diferencias al respecto.
La semana pasada leí un post del profesor que me encontré en el pasillo hace años en el que reflexionaba acerca de las diferencias en cuanto al disfrute de las clases y a la facilidad o dificultad de adaptarse a los contenidos en función del número de alumnos que tenían en las clases, tanto él como sus compañeros de trabajo, y la manera que él tenía de atender a los procesos de aprendizaje y no tanto al contenido en sí. También me comentó él a nivel personal que las clases que había tenido hasta el momento habían sido "buenas".
Llevo un tiempo pensando precisamente acerca de eso: ¿qué significa para mí una "buena" clase? ¿Tiene que ver con el grupo? ¿Tiene que ver conmigo? ¿Tiene que ver con lo que haya pasado antes? ¿Tiene que ver con lo que vaya a pasar después? ¿Tiene que ver con lo que ha pasado durante la clase?¿Tiene que ver con que me guste lo que hago? ¿Tiene que ver con que disfrutemos de las clases? ¿Tiene que ver con el tipo de dinámicas que hacemos? ¿Tiene que ver con el lugar donde damos las clases? ¿Tiene que ver el sentido que le demos a lo que hacemos? ¿Tiene que ver con la predisposición que tengamos a la hora de realizar la clase? ¿Qué tiene que tener una clase para ser "buena"?
En mis clases, generalmente no me centro en el contenido en sí porque en la mayoría de los casos no tengo ni idea de los contenidos que vamos a trabajar. Algo que sería relativamente fácil de descubrir por mi parte si viera los índices de los libros que utilizan mis alumnos en clase o actividades que plantean los profesores de mis alumnos. Pero no es algo que me importe en exceso, aunque según qué contenidos tengo que trabajarlos previamente para comprenderlos, pero para eso tengo que saber cuáles son.
Lo cierto es que no me preocupa demasiado no saberlos porque aprovecho esas oportunidades para que los alumnos me lo expliquen. Ese momento me encanta porque si la profesora no lo sabe comienzan los problemas. Si la profesora no lo sabe, difícilmente lo va a saber el alumno (o eso se piensa el alumno). Pero hay veces que miento diciendo que no sé algo cuando realmente lo sé porque justamente quiero que ellos sepan que si no lo sabe la profesora no tiene nada que ver con que no lo sepan ellos, que tienen estrategias para poder aprender sin necesidad del profesor y que yo también aprendo con ellos y de ellos.
En el curso de verano, hice una dinámica que consistió en que en un grupo de 8 repartí varios papeles que debían ordenar para formar una historia. Esas eran las indicaciones que tenían: rellenar los huecos con las palabras que tenían y colocar la historia. Disfruté mucho la experiencia no sólo por lo que hicieron sino por cómo lo hicieron. La historia no era más que una excusa para que utilizasen no sólo las estrategias individuales, sino que debían compartirlas, dar un sentido conjunto a todas las tarjetas que tenían y reconstruir una historia entre todos.
Sigo dándole vueltas a lo que implica para mí una buena clase... Sobre todo porque si algo se considera como bueno es porque tiene previamente una idea de cómo sería una clase ideal y porque la comparas con otras clases que has tenido en una especie de línea graduada y secuenciada en la que los extremos se encuentran la "buena" clase y la "mala" clase. En función de las experiencias que vayas teniendo la línea variará y según la relación que tengas con la propia línea, el sentido que le des o el significado que tenga para ti organizar de esa manera las experiencias también cambiará.
O puede que ni siquiera evalúes las clases.
O sí las evalúes pero no de esa manera, sino más bien como una construcción propia que se encuentra influenciada por cómo estés tú en relación a ese día, qué estrategias tengas a la hora de afrontar las situaciones disruptivas, qué información seas capaz de atender o quieras atender, o estés dispuesta a atender, cuál sea tu capacidad de adaptarte o no a esas situaciones, qué quieras lograr en la clase y qué quieran los alumnos de esa clase, las expectativas... No es algo que dependa exclusivamente de mí, del profesor.
Dentro de una hora, tengo clase y no tengo ni idea de lo que vamos a hacer. No sé si será buena, mala, regular, mejorable, empeorable...
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