domingo, 13 de mayo de 2018

Demasiado mayor para ser un niño. Demasiado joven para ser un adulto.

Para que luego digan que leer es bueno...

Claro que lo es.

Para ti, no.

Será por lo mucho que leo.

Mucho o poco, me da igual. Lo suficiente para escribir post sin sentido como el de ayer.

¿Por qué no tiene sentido?

¿Qué sentido tiene?

¿Qué sentido le das?

Ah, que encima de leerlo, tengo que dar sentido yo. 

¿Qué sentido tiene que lo leas, entonces?

¿Qué sentido tiene que lo escribas, entonces?

Para eso no lo leas.

Para eso no lo escribas. Es que hace relativamente poco, como ya no escribes no sé cuánto tiempo hace, escribiste algo similar.

Me suena que sí pero no sé cuándo lo escribí yo tampoco. ¿Y?

¿Y? ¿Cómo que "y"? Todo eso del aprendizaje y del saber para que estés igual que antes.

No, igual no estoy.

Sorpréndeme.

La información que con la que contaba inicialmente no es la misma que con la que cuento ahora. 

¿De qué te vale tenerla si no eres capaz de darle sentido?

El post anterior lo escribí pensando en un caso específico teniendo en cuenta  informaciones distintas. Diferentes no sólo en la cantidad de información sino en la calidad de dicha información. Le doy sentidos distintos en función de la información que tengo. 

¡Qué complicada eres! 

No es complicado. Es una manera de aprender.

No. Es TU manera de aprender.

Ni que sólo la utilice yo. Mi caso me ayudaba, o esperaba que me ayudase, a comprender esa manera de aprender. En realidad no todo el proceso de aprender, sino cómo se inicia el proceso, a qué se debe, qué se hace o no se hace para que eso ocurra: tener cierta sensibilidad, habilidad o capacidad, ser consciente de ello. participar activamente en lo que se está haciendo. 

¿Qué necesidad tienes de buscar respuesta a esa pregunta? Aprendes y punto.

Como si aprender fuese fácil.

Para ti, desde luego que no.

Para mí, hay dos incógnitas: cómo y cuándo empezamos a aprender y cómo y cuándo dejamos de hacerlo.

Pero ¿puedes elegir cómo y cuándo aprender?

Si y no.

Ya estamos.

Si quieres una respuesta, no te la voy a dar, aunque la tenga. Por eso siempre me hago preguntas. Hay veces que no encuentro la respuesta, ni la planteo con el fin de encontrarla. Si supiera la respuesta, no tendría sentido la pregunta. 

Entonces, ¿para qué te cuestionas? 

Simplemente pregunto aquello que desconozco o creo desconocer o creo no conocer del todo o tengo dudas de que sea así. 

¿Y cómo sabes si es verdad la respuesta?

¿Qué significa que una respuesta sea verdad?

Obtener la respuesta que sea verdadera.

Simple: no creo en las respuestas verdaderas. 




sábado, 12 de mayo de 2018

Cuando tienes un martillo, sólo ves clavos

... O algo así. No recuerdo cómo es el dicho. Lo he escuchado pocas veces y siempre de la misma persona. Quizá el atender a una serie de procesos te genera cierta habilidad, cierta sensibilidad a identificarlos, a diferenciarlos, a interpretarlos. Sin embargo, si si no eres capaz de atenderlos, es como si no existieran para ti, lo que no implica que no estén ocurriendo.

Es curioso, al menos para mí, cómo somos capaces de focalizar nuestra atención o prestar atención a ciertos procesos en lugar de otros en función de la calidad y cantidad de información que tenemos sobre un hecho. No sólo es importante incluir  la información, sino saber interpretarla. 

Puede que sepas que algo está ocurriendo porque empiezas a notarlo o identificarlo, pero eso no significa que no estuviese ocurriendo antes, puede que ocurriera o no y en un momento determinado eres capaz de identificarlo como tal. ¿Qué hace que podamos identificarlo? ¿Qué estamos haciendo activamente para activar el proceso de identificación? ¿Qué cambia? ¿Qué está cambiando?

Para mí, es un ejemplo de un cambio en la manera de aprender, es una manera de hacer consciente que estás cambiando tu manera de aprender de manera explícita, o al menos cada vez más explicita. Quizá antes atendías a un hecho como un proceso en conjunto y después de hacer inferencias con lo que has leído, escuchado o aprendido recientemente hace que aprendas a atender un proceso en concreto o una parte de un proceso específico. 

Precisamente, la sensibilidad o la habilidad para ser más sensible a dicho proceso que se genera al identificar en proceso en sí, te posibilita atender dicho proceso y aprender de él de una manera diferente a cómo lo estabas haciendo antes. Quizá no seas consciente del cambio pero eso no implica que no haya ocurrido, igual te des cuenta tarde o temprano o igual nunca. Si no eres consciente del cambio, puede que generes esa sensibilidad y no lo sepas. ¿Cómo saberlo? ¿Cómo identificarlo?

Puede que el hecho de identificarlo de manera diferente te permita saber cómo lo estabas identificando antes, si es que lo identificabas con algo. O qué hace que en ese momento lo identifiques y antes no lo hicieras, o no fueras consciente de ello. ¿Qué has aprendido nuevo que antes no sabías? ¿Realmente no lo sabías? ¿Cómo sabías que no lo sabías? ¿Cómo sabes ahora? ¿Cómo sabemos lo que sabemos? ¿Somos conscientes de lo que sabemos?

Saber no es lo mismo que aprender, pero para saber algo primero tienes que aprenderlo. Bueno, no. No hace falta. Tal y como entiendo yo el aprendizaje, no es que haya tipos de aprendizaje sino que presenta una serie de características. No aprendemos de la misma manera, ni al mismo ritmo, ni en los mismo tiempos, ni a una edad determinada. Aprendes a lo largo de la vida, de diferentes maneras, con diferentes personas, a diferentes ritmos, en diferentes momentos de tu vida. 

Por ejemplo, no es lo mismo aprender a montar en bicicleta que enseñar a montar en bicicleta. ¿Puedes enseñar algo que no has aprendido? ¿Puedes aprender algo que no te han enseñado? ¿Puedes saber algo sin haberlo aprendido?