Hace unos meses, una profesora de la universidad se puso en contacto conmigo para que la sustituyera en una sesión de su asignatura. Como era una sesión de una hora, acepté sin siquiera preguntar de qué trataba esa sesión. Para mi sorpresa el tema era el apego, así que mientras ella me iba explicando en qué consistía eso del apego, yo iba calibrando lo que ella sabía y lo que podían llegar a saber sus alumnos y alumnas teniendo como referencia lo que ella estaba entiendo como apego.
¿Qué es eso del apego?
Para definir un término cualquiera, se puede identificar aquello que no se incluye en el significado del mismo. Pero en ocasiones no es tan fácil estipular lo que no es un concepto, ya sea porque es un concepto reciente y requiere de cierta información al respecto o ya sea porque el concepto inicial ha ido transformándose a lo largo del tiempo, desde que apareció por primera vez. Puede que haya desaparecido, puede que haya cambiado, puede que se haya fusionado con otros conceptos, puede que siga siendo el mismo... puede que sea necesario tener en cuenta todo el proceso y no sólo los resultados de dicho proceso o de los miniprocesos....
Sobre el concepto de apego hay mucho escrito, mucho hablado, mucho analizado, mucho interpretado... pero nada seguro. Como pasa con muchos conceptos, por no decir todos, la visión de cada uno y una proporciona al concepto una nueva perspectiva, un nuevo matiz, un nuevo detalle que posibilita un conocimiento aparentemente nuevo y aparentemente fiel a la trayectoria del concepto. Con fidelidad me refiero a que esa nueva pieza, ese nuevo aporte, ese nuevo conocimiento encaje en y con el concepto al que se refiere. Y eso no es fácil.
Por ejemplo, actualmente está muy extendida una forma de crianza que se llama crianza basada en el apego. Desde mi formación como profesora de Educación Primaria y como especialista en el apego (no lo soy oficialmente y no sé si lo llegaré a ser algún día, espero que sí), además de ser una persona, considero que cualquier tipo de crianza está basada en el apego. Se puede debatir la calidad y la cualidad de dicho apego, pero, desde mi punto de vista, no se puede debatir que la crianza está basada en el apego.
Es un argumento que defiendo porque tengo la creencia de que el apego es el resultado de una interacción entre dos o más personas. Inicialmente el apego se establece con las personas de tu círculo más cercano, que pueden ser tus padres o no, en todo caso son tus figuras de referencia o figuras de apego.. Aquellos con los que te sientes seguro o segura y te ofrecen protección. O no. El hecho de que te sientas seguro o segura y/o protegido o protegida con dichas figuras dependerá de ambos: del que solicita la ayuda y del que la ofrece. De ahí surgen los distintos estilos de apego, sobre todo del que solicita la ayuda.
Cualquier tipo de relación que mantenemos, tanto si es positiva como si es negativa, es fruto de nuestra manera de interactuar con los demás. Eso no implica que todos los que tengan apego seguro actúen de la misma manera. Las interacciones serían sencillas de ser así. Podríamos adelantarnos a lo que va a hacer una persona en función de su estilo de apego, como si estuviera predeterminado a actuar de una determinada manera y no pudiera cambiar o tuviera opciones para cambiar.
Las interacciones personales no son sencillas o no son tan sencillas como parecen. Mantener relaciones sociales sí que lo es, pero saber qué se hace, cómo se hace y, sobre todo, por qué se hace no lo es. Todas las aportaciones que se han producido desde los distintos autores que investigan el concepto de apego son un buen ejemplo de ello.
Lo que más me gusta de ser profesora es que no he querido serlo. Sobre todo en la ESO y en Bachillerato. En Primaria me encantaba ir al colegio y en la Universidad, salvo algunas asignaturas, también me gustaba ir a clase.
Pensaba: "Ser profesora de una clase para tener que aguantarlos durante 9 meses..." Y que ellos me aguantaran a mí... Quién me iba a decir a mí que terminaría llorando en el último día de clase: en las prácticas en los colegios y en la sustitución de la universidad de este año.
Como alumna aprecio mucho conectar de alguna manera con los profesores que he tenido a lo largo de mi vida como estudiante y los que tendré. Quizá por eso atienda a dicha relación como profesora. Cómo soy como profesora es el resultado de cómo han sido mis relaciones con mis profesores o cómo me gustaría que hubiesen sido.
En la sustitución de este año, lo que podía salir mal a nivel institucional, salió mal o no todo lo bien que lo hubiese esperado que fuera mi primera experiencia como profesora de una asignatura desde el inicio hasta el final de la misma. Desde el primer día hasta el último luché para dar esa asignatura, aunque no debería haber asumido la responsabilidad o eso dicen las personas que a nivel institucional son figuras de apego.
Como profesora quería seguir porque quería hacerlo, porque alguien había confiado en mí para hacerlo y porque era y ha sido una gran oportunidad laboral para mí.
Si en esa misma ecuación, incluyo a mis alumnas y alumnos, quería seguir porque querían que siguiera siendo su profesora (se suponía que era una sustitución de 2 semanas pero el sustituto llegó cuando quedaban 2 semanas para finalizar las clases), teniendo miedo a que les evaluase alguien que no había sido su profesora. De hecho, cuando hablé con ellos explícitamente que se iba a incorporar el sustituto quisieron quejarse y negarse a que dejase de ser su profesora. De ahí, mi decisión de continuar siendo su profesora extraoficialmente. Recuerdo esa sesión especialmente tensa: yo acaba de discutir sobre ese asunto con un profesor y ellos se acababan de enterar que después de 6 semanas se incorporaría el profesor definitivo de la asignatura, de la cual quedaban 2 semanas. Gracias a que conecté con ellos y ellas, las quejas se quedaron en esa clase, o eso creo.
Si a eso le añadimos el propio contenido de la asignatura, en algunos momentos de incertidumbre por parte de los alumnos de no ser qué pasaría en las próximas semanas y sentirse engañados, noté había cierto efecto entre lo que pasaba en clase: los continuos cambios a nivel institucional y su capacidad reflexiva y analítica tanto en las actividades de clase como en las actividades que tenían que entregar. Independientemente del efecto que tenía en mí el contexto institucional, nunca dejé de influyera en mi relación con ellos ni en mi relación con los contenidos de la asignatura. Y si influyó creo que supe gestionarme en esos momentos y retomar con mi idea inicial.
En todas mis clases, siempre intento conectar con la gente, no siempre de manera efectiva, pero creo que esencial esa conexión. En mi caso, no soy consciente de cómo la consigo, ero si que lo soy cuándo está activada dicha conexión porque sé el motivo que me lleva a establecerla. A la pregunta del cómo el concepto de apego tiene mucho que aportar...