viernes, 10 de agosto de 2018

Oasis entre las dunas

No puedo evitar sonreir al leer el título de este post. Llevo unos días pensando en escribir, en volver a escribir sobre la asignatura que dio lugar a que me decidiera a comenzar el blog de "Oasis entre las dunas"... No paro de recordar aquellos primeros meses de carrera, aquellas sesiones que no sabíamos cómo iban a empezar, ni a terminar, sesiones que transformaban  más a nivel personal que a nivel profesional...

La semana pasada, recogiendo el despacho, al coger los apuntes que fui elaborando a lo largo de toda la carrera y los del máster, empecé a darme cuenta de dónde estaba, dónde había logrado llegar. Sí, llevo dos años con el título de profesora de Primaria y casi uno con el de Orientadora pero no me había parado a pensar en el lugar en el que estaba, en el que estoy. 

El hecho de cambiar del tema de tesis fue el mayor quebradero de cabeza. Durante tiempo me negué a mi misma el querer hacerlo, pero tanto yo como mi director de tesis sabíamos que no me sentía a gusto con el tema. Guardo mucho cariño y mucho respeto al burnout y en parte sigue siendo un aspecto clave del nuevo tema de la tesis, primero porque fue uno de los temas con los que empecé a investigar, o a entender lo que implica investigar y segundo porque fue un tema que me propuso en su momento y que me planteba el reto no saber qué era. Gracias a eso, he podido asistir a un congreso para exponer los resultados de los 3 años de investigación y me han permitido crecer.

Uno cambia cuando se propone cambiar, y en algunas ocasiones, me he arrepentido de no haber tomado la decisión antes de cambiar el tema de la tesis y si no lo hice antes fue porque no encontraba un tema que me llamara la atención lo suficiente como para tomar la decisión o estar preparada para afrontar el cambio, o ver el cambio como algo irreversible o replantearme continuar con el doctorado  o cuestionarme el sentido que tenía para mí continuar estudiando, investigando, indagando, curioseando... 

Hasta que apareció el apego. Había almacenado unos 400 artículos sobre el burnout pero había 5 o 6 que atendían a cómo influía la relación entre alumnos y profesores en el desarrollo del burnout en profesores. Y solo uno de ellos incluía de pasada el término de apego. O quizá lo relacioné yo misma, no me acuerdo. El caso es que empecé a interesarme por él, inicialmente en adultos y posteriormente en niños. 

Todo un descubrimiento. Bueno, redescubrimiento. Y hace unos días hice el re-redescubrimiento. 

El descubrimiento fue gracias a un libro que me dejo mi director de tesis  sobre el A  pego adulto (Feeney y Noller, 1991), durante el cuál viví, y reviví dos veces, un cambio transformacional. Muy a mi pesar rompí un par de hojas del libro, pero gracias a eso tuve la oportunidad de vivir cómo se activan los modelos de representación internos, justamente estaba leyendo sobre ese tema cuando rompí la primera hoja. Tengo la costumbre de subrayar en lo libros que leo y de abrirlos demasiado cuando paso las páginas. Así que mientras borraba lo que había subrayado, rompí la primera hoja. En ese momento sólo pude recordar la conversación previa con el dueño del libro: "+¿Por qué escribes en el libro?", "-Si lo voy a borrar", "+No escribas en libros que no son tuyos". 

Las otras dos hojas rotas sólo me sirvieron para que siguiera retumbando en mi cabeza "No escribas en libros que no son tuyos" Y gracias a eso fui consciente de mis propios modelos de representación internos. A la tercera hoja dejé el libro porque me dieron ganas de romperlo directamente y compré uno nuevo. Aprendí dos cosas: "No escribas en libros que no son tuyos" y los estilos de apego surgen en situaciones de estrés.  

El redescubrimiento vino cuando tras leer el libro, y comprarme uno para mí, descubrí, de nuevo gracias a mi director de tesis, un libro sobre El apego en el aula (Geddes, 2010). Esta vez el libro era fotocopiado... Pero tampoco me aclaró demasiado sobre la teoría del apego, así que decidí buscar mis apuntes de la asignatura de Psicología del Desarrollo. Para mi sorpresa, no tenía mucha información al respecto, sí guardaba, y sigo guardando, el recuerdo de los vídeos que representaban los estilos de apego porque el ambivalente me llamó la atención. Pero tenía como recurso los apuntes del profesor, así que cogí los autores que incluía y me puse a buscar tesis. Fue el momento en el que más información tenía respecto a la teoría en sí, en líneas generales porque no había, ni he, leído directamente al autor principal de la teoría, Bowlby, pero sí leí a gente que lo había leído. También leí otros apuntes que el profesor de la asignatura tenia como guia de la misma. 

En ese momento, me vi rodeada de información, con apenas dos meses para realizar el plan de investigación y con un tema que aunque muy motivador para mí poco o nada tenía que ver con lo que había estado haciendo los últimos años. O eso me creía. Lo cierto es que las clases particulares me ayudaron mucho a centrarme y a analizar lo que estaba revisando a nivel teórico, me ayudaron a desarrollar  cierta sensibilidad y/o a potenciarla. 

En el re-redescubrimiento, mi etapa actual, sigo estando activa en las otras etapas pero no de la misma manera y creo que empiezo a ver las pequeñas piezas del puzzle. No sé si las piezas son grandes o demasiado pequeñas, si encajan o no, si me falta alguna o no, si tendrá significado o sentido para mí, o para los demás, si aportará algo nuevo, si lo aportará cuando esté hecho, si estará desactualizado, si seguirá teniendo sentido para mí... Es una etapa llena de oportunidades, desafíos, transformaciones y variaciones. 

Estoy volviendo a revisar los apuntes sobre el apego que tengo de la asignatura  y estoy encontrando matices respecto a lo que me he estado informando en los últimos meses. 

El hecho de volver a revisar los puntes que tengo de una asignatura que cursé hace casi 6 años, en un etapa de vida diferente, con unas características personal y profesionales tan diferentes y ver distintas perspectivas de la asignatura: mi propia experiencia dentro de la propia clase (antes, durante y después), en la elaboración del blog, en el seguimiento de los post del profesor durante mi experiencia como su alumna, en la elaboración del examen final, en el feedback del examen final, en la reelaboración del examen final, en la aplicación de los aprendizajes personales y profesionales más allá de la propia asignatura, el proceso de finalización de la asignatura, el seguir activamente leyendo posts, escuchando decálogos, e incluso participando en alguno de ellos, volver a retomar 4 años después con esa metodología en un contexto de máster y ahora teniendo la oportunidad de participar como profesora junto a compañeras de trabajo y al propio profesor de la asignatura. El ser capaz de integrar todas estas perspectivas es una oportunidad increíble. 

Estoy inmersa en un proceso de reestructuración y reelaboración tanto en el ámbito profesora-alumna como en el de investigadora. Ambos procesos son incluyentes e inclusos simbioticos en algunos aspectos pero presentan matices cualitativos ante todo. 

Aún recuerdo mis inquietudes y mis dudas en los primeros meses de la carrera y más concretamente en la asignatura de Psicología del Desarrollo. Recuerdo que uno de los términos que más me llamó la atención fue el de epigénesis. Escribí un post sobre él. Bueno, sobre lo que para mí significaba el concepto y recuerdo que el profesor me puso un comentario, que en su momento no entendí, acerca de que no confundiera lo que proponían ambos autores. En ese momento, no entendí a lo que se refería porque me estaba limitando a darle mi propio significado al concepto, sin atender a si alguien lo proponía o no. No era capaz de atender a eso, no era capaz siquiera de identificar a lo que se estaba refiriendo. 

Guardo con especial cariño un feedback que nunca explicité a mi profesor acerca de un feedback  que recibí de mi propio examen final. Aunque en su momento consideré que mi propio proceso a lo largo de la asignatura había sido bueno (lo atribuía a que me acordaba de cada una de las sesiones que habíamos tenido, como si se encontraran en cajones aislados y con cierta regularidad y coherencia) mi miedo era no acordarme de los contenidos hasta cuando fuera profesora (considerando que era el único contexto en el que podía desarrollar las habilidades que había aprendido en la asignatura), a lo que el profesor me respondió que era una perspectiva limitante pensar que lo que había aprendido sólo servía para el contexto profesional y que esos aprendizajes no iban a perdurar a no ser que yo hiciera algo activamente para que permaneciesen. En ese momento tampoco entendí su comentario porque para mí no tenía sentido esa asignatura ni ninguna otra de la carrera si no me iba a servir para aplicarla en el aula y si no tenía un aula no podía aplicar lo que aprendiera, por mucho que yo mantuviera esos contenidos. 

A veces echo de menos esas convicciones que me hacían parecer y ser ilusa.