domingo, 18 de junio de 2017

Información diferencial

Desde hace unos días, ando inmersa en un lugar que no sé explicar dónde está porque no es un lugar físico. No es un lugar estático, no siempre es igual, aunque por otra parte parece permanecer inmutable al paso del tiempo. Un lugar en el que los significados se difuminan, aparecen y desaparecen, surgen, cambian, se transforman... Existe cierto margen de cambio pero con unos límites que acotan y flexibilizan lo que ahí está ocurriendo.

Es curioso porque todo eso empezó a surgir a partir de una canción. No importa mucho la situación en la que se generó ese ambiente para entrar en ese espacio (realmente sí lo fue pero para mí en ese momento lo esencial era dejarme llevar por lo que escuchaba y cómo lo que escuchaba me hacía estar en predisposición para acceder a ese estado. 

Entré muy fácilmente porque es algo que hago normalmente, pero nunca había entrado de la manera en la que lo hice, fui consciente de que estaba entrando y de cómo lo hice. Fue gracias a una meditación guiada, algo que la primera vez que lo hice me sentí muy incómoda y decidí no continuar con ello, pero esta vez estaba y estuve dispuesta a continuar y a terminar esa manera de transitar, de explorar y de indagar donde fuera que fuese. No estaba tan tensa como la primera vez, lo cual me permitió primero disfrutar de la experiencia y saber cómo lo estaba haciendo y segundo querer y decidir entrar como lo estaba haciendo para poder acceder yo cuando lo deseara sin depender de que alguien me llevara hacia ese lugar.

Entrar  entré de una manera que califico como única en cuanto a cómo me sentí conmigo misma durante el proceso y que hizo diferente de mi primera experiencia en ese tipo de transiciones y cómo me sentí una vez dentro, tan cómoda y segura pero vulnerable y aceptada que poco a poco dejé de sentir eso a sentir algo que nunca había sentido, algo que no se explica, algo que no se puede explicar, algo que sientes y algo que comienza a tener sentido para ti pero que se va transformando conforme pasa el tiempo. 

El proceso de entrar lo hice físicamente sentada, con los ojos cerrados, relajada, centrándome en mi respiración y notando cómo poco a poco iba agachando la cabeza como si me pesara y no pudiera hacer nada por evitar que bajara, queriendo y evitando hacerlo pero no centrándome en eso. Había música de fondo y alguien hablando pero llegó un momento en el que dejé de escuchar para focalizar en otros aspectos que no sé cómo definir. Pese a estar con los ojos cerrados vi el proceso mediante el cual surge una flor a cámara lenta, cómo crece, cómo cambia de color, de tamaño, de textura, de olor... No había nada más, sólo una flor con el fondo negro. No había agua que la hiciera brotar, Sol que la hiciera crecer, simplemente estaba la flor. 

Había mucha más información en ese momento que no tuve en cuenta, que no incluí en su momento y que ahora me doy cuenta que repercute en cómo doy sentido, organizo, gestiono, distribuyo y percibo lo que pasó, cómo pasó y por qué pasó. Información que estaba pero que decidí no incluir., bien porque no la conecté con la experiencia o porque no estaba en disposición de incluirla, la viví pero no consideré que fuera relevante para la experiencia.

Hace unas semanas, en una exposición sobre obras de Escher, recuerdo que me acercaba mucho a las obras porque me llamaba mucho la atención que fueran litografías o xilografías, parecían imágenes e incluso dibujos pero nunca llegué a pensar que fueran grabados hasta que vi las betas, las ebras, los surcos y los "ruidos" que habían dejado la piedra y la madera en las obras, algo que a simple vista pasaba desapercibido pero que daban sentido a la obra y a cómo el autor quería representar en ella, o al menos para mí eso marcaba la diferencia entre ver e interpretar la obra, el proceso de formación de la obra y de cómo estaba el autor en dicha obra y cómo conseguía que el espectador conectara con la obra, seguramente no como el quería pero sí de una manera trascendental.


Una pieza de cuadro tiene sentido sola y acompañada. 
Cambiar una pieza del cuadro afecta a todo el cuadro.
Tan importante es la pieza como el cuadro del que forma parte.